Seguro que en numerosas
ocasiones has escuchado hablar de la importancia de cuidarse la piel,
protegerla, que la “piel tiene memoria”, que es nuestra carta de presentación,
y es que no en vano, la piel es el mayor órgano del cuerpo humano o animal. En
el ser humano ocupa aproximadamente 2 m², y su espesor varía entre los 0,5 mm
(en los párpados) y los 4 mm (en el talón). Su peso aproximado es de 5 kg.
Actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea,
protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo
que actúa como sistema de comunicación con el entorno, y éste varía en cada
especie. (Wikipedia)
En el aspecto de
nuestra piel influyen muchos factores, además de como es evidente el paso del
tiempo: las condiciones atmosféricas, el tabaco, una mala alimentación, el
estrés o el uso inadecuado de productos cosméticos, dando lugar con todos estos
condicionantes de forma negativa a una piel opaca, rugosa y con aspecto poco
atractivo estéticamente, algo que nos preocupa a casi todas las personas.
Por todo esto, el
primer paso para llevar a cabo los cuidados oportunos es conocer qué tipo de
piel tenemos, algo que está determinado genéticamente, pero que podemos
intentar mejorar para también retrasar el proceso de envejecimiento.
En términos generales, se pueden distinguir cinco tipos básicos
de piel: normal, seca, grasa, mixta y sensible, y cada uno de
ellos posee unas características particulares, que requieren un
tratamiento específico.
Cómo identificarla y cuidarla
adecuadamente
- Es normal si… la textura es regular, sin
problemas como granitos, rojeces o imperfecciones, y con una apariencia
suave, limpia y sana.
Si este es tu tipo de piel, sigue
una rutina suave de cuidado facial aplicando un buen limpiador todos los días y un exfoliante un par de veces a la semana. Usa una crema hidratante una vez al día que no
sobrecargue mucho la piel.
- Es seca
si… Está tirante, opaca, áspera, quebradiza, los
poros son diminutos y presenta arrugas y descamaciones.
En este caso, usa un limpiador facial que no seque
demasiado la piel junto a un exfoliante
solo una vez a la semana para
eliminar las células muertas pero no lo uses demasiado tiempo ni te masajees
muy fuerte. La crema hidratante dos
veces al día, y además, evita
espumas de afeitar y jabones que sequen la piel, usa un factor de protección de, al menos, 15 SPF cuando salgas a la calle y bebe mucha agua para prevenir la
deshidratación, especialmente si trabajas o estás mucho con aire acondicionado.
- Es
grasa si… Tiene
brillo y un tacto aceitoso, poros dilatados, granitos y/o puntos negros
especialmente en las aletas de la nariz, textura resbaladiza o áspera.
Mantenla lo más limpia posible
usando un buen limpiador facial
dos veces al día y un exfoliante
dos o tres veces a la semana (también con esta frecuencia una mascarilla de
arcilla que seca y absorbe el exceso de grasa y suciedad). Es importante que la
crema hidratante que uses no
tenga aceites y que elimine los brillos (mate). Recuerda que debes evitar
los jabones y productos que estimulen la aparición de grasa o que
humedezcan la piel fácilmente.
- Es
mixta si… Presenta
zonas de piel seca y grasa, especialmente si esta última se concentra en
la frente, nariz y barbilla (zona T)
Ten cuidado de no usar productos
demasiado abrasivos y que sequen demasiado tu piel ni tampoco demasiado grasos,
ya que agravarán el problema. Prueba
diferentes productos (recomendados para pieles mixtas) en diferentes zonas:
sin aceites en las zonas grasas e hidratante en las zonas secas.
- Es
sensible si… Tiene
tendencia a presentar rojeces, irritaciones, tirantez o picor, y a
alterarse ante cualquier cambio, incluso emocional, aunque también con
reacciones a productos de cuidado y/o afeitado, o incluso fragancias, con
el sol o con ciertas comidas.
Evita todos los productos que contengan alcohol o productos químicos abrasivos.
También los jabones salvo los indicados para este tipo de piel. Pruébalos
siempre en la parte posterior de la muñeca. Protégete siempre contra el sol,
incluso en climas fríos.
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